Subsecretario de Previsión Social, Augusto Iglesias junto al ex ministro de la dictadura y Presidente de la Asociación de AFP, Guillermo Arthur.

Es doce veces la “megacifra” propuesta por Piñera para resolver el conflicto de educación o el 80 % de los 60 mil millones de dólares del presupuesto anual del país para el 2012.

Ahora, si estas comparaciones no lo conmueven y usted es de los que les gustan los avioncitos y las armas, es equivalente al costo de 280 F-16 de los que dicen protegen al país de los malos. Corta: desde el año 2008, los trabajadores chilenos hemos perdido 48 mil millones de dólares en nuestros fondos de pensiones.

Según la Confederación de Sindicatos Bancarios y Afines, la pérdida radica en la libertad que tienen los administradores de los fondos -siendo todos los chilenos los propietarios- para “especular” con el dinero de los chilenos que cotizan en las Administradoras de Fondos de Pensiones.

“Esa pérdida se explica fundamentalmente por la naturaleza del sistema de ahorro forzoso que permite que los administradores, los propietarios de las afps, puedan hacer inversiones en el mercado mundial y exponer estos gigantescos volúmenes de capital a la volatilidad del mercado, sin perjuicio de que ellos hayan incrementado su rentabilidad de una manera brutal”, explica Luis Mesina, secretario de la Confederación.

Esa especulación sin éxito es fácil de entender: malos negocios apostando con nuestra plata en acciones que se fueron a pique, bonos de deudas en moratoria, activos que se desplomaron, fondos de inversiones con renta negativa sostenida.

Y el desglose de las cifras es aún más escandaloso ya que para las administradoras el negocito no tiene pierde: la rentabilidad de las AFPS chilenas fue del 32,73 % el año 2009 y del 27,17 %.

Pero las cosas parecerían una burla cuando se habla del 2008, cuando estalló la crisis económica y los chilenos perdieron US$28 mil millones de sus ahorros y, aún así, las AFPs, tuvieron una rentabilidad positiva aunque magra, con un 0,32 %.

Según datos de la Superintendencia de Pensiones, entre enero y diciembre del 2011, el fondo A tuvo una rentabilidad promedio del -11,13%, el B de -7,52%, el C del -3,79%, el D del 0,06%, mientras que el E, el más conservador, del 4,31%.

Pero, gran punto a favor de las AFPs, sus ganancias no son ilegales y el sistema chileno de pensiones no les impone un techo en el lucro.

Por el contrario, este avala que los administradores de fondos puedan invertir en acciones los ahorros de los chilenos, haciéndose propietarios de empresas o compañías financieras.

“El caso de La Polar es un buen ejemplo. Al invertir en acciones se vuelven dueños, así colocan directores y además compran bonos de la deuda de estas empresas, con lo que son deudores y acreedores.

Solamente en La Polar se cree que son más de US$1900 millones perdidos por inversiones irresponsables de administradores que nos cobran un tercio de lo que aportamos y lo más grave es que con estas ganancias no aseguraron rentabilidad positiva para los ahorristas”, explica Mesina.

Por estas pérdidas fue que la Confederación presentó en diciembre una demanda colectiva contra ING Capital por violar los contratos firmados con sus afiliados, donde se comprometen a generarle una rentabilidad positiva en sus ahorros.

Algo que según la asociación gremial está asegurado también en el decreto 3.501, promulgado en dictadura, que modificó el sistema de jubilación.

Así, la agrupación tiene en la mira a otras cinco administradoras -exceptuando a la AFP Modelo por ser relativamente nueva- y ya se encuentra preparando demandas colectivas por la pérdida de ahorros en los fondos de pensiones.

“Este modelo se construyó sobre ciertas lógicas de convertir todos los bienes de uso público, como la salud, la educación y la previsión en bienes de consumo donde pueden ser transados en el mercado y prima la lógica mercantil, en consecuencia no son entendidas como un derecho fundamental”, dispara Mesina.

Según él, el sistema hablaba de asegurar un 65%, pero nosotros tenemos casos en los que los jubilados solo alcanzan un 45% de sus ingresos al momento de pensionar.

En numeritos la cosa es así de dura: para obtener una pensión de 450 mil pesos, hay que tener 112 millones de pesos en el fondo de pensiones que cuenta con casi 7 millones de aportantes, explican en la Confederación.

Actualmente, el 70 % de los jubilados gana menos de 300 mil pesos y mas de 500 mil reciben menos de 130 mil pesos.

Reformas sin cambios

En contraste, Mesina asegura que los jubilados de las fuerzas armadas obtienen pensiones casi 10 veces más altas que los pensionados de AFPs, ya que cuentan con un sistema de reparto, mientras que los jubilados del sistema antiguo, administrado por el INP, tienen pensiones 4 veces más altas que las que promedia el sistema de AFPs.

Con todo esto, denuncian, la respuesta del gobierno -y las propias AFPs- sería profundizar el sistema, elevando en 3 puntos porcentuales el porcentaje del salario bruto que se cotiza y en 2 años la edad de jubilación “porque se requiere contar con mayor cantidad de recursos para satisfacer esta tasa de demanda que se les viene encima respecto de un porcentaje de trabajadores que van a empezar a jubilar”.

En este sentido, explica el dirigente, la reforma de pensiones aplicada por el gobierno anterior “fue un anillo al dedo para salvar el actual sistema” porque garantiza jubilaciones mínimas. “Todas las modificaciones que se le han hecho al sistema buscan perpetuar el sistema, sin modificarlo de fondo”.

Según su teoría, esto habría motivado la creación de la figura del Ahorro Previsional Voluntario (APV), que según el dirigente, se diseñó para cautelar las pensiones de los que reciben grandes salarios. “Se dieron cuenta de que los altos ejecutivos al cotizar por el monto máximo iban a tener también una pensión miserable, equivalente a menos de un tercio de los ingresos reales que percibieran”, sentencia Mecina.