martes, 29 de diciembre de 2015

Balance AFP 2015



No más AFP2

Balance AFP: entre enero y septiembre de 2015 aumentan ganancias en 71,4%

Fernando Seymour
Se trata de 486 mil millones de pesos, solo por concepto de utilidades para las empresas aseguradoras, en comparación al mismo período del año anterior. Desde distintos sectores insisten en que se trata de un sistema colapsado y que solo se mantiene gracias a las autoridades políticas.
Actualmente en Chile existen seis Administradoras de Fondos de Pensiones: Cuprum, Provida y Hábitat, de capitales pertenecientes a empresas estadounidenses; Capital, de propiedad colombiana; Planvital, brasileña; y la más pequeña y reciente, AFP Modelo, de propiedad del empresario chileno Andrés Navarro. Todas ellas agrupadas en la Asociación de AFP.

Según información publicada por ésta, entre enero y octubre de 2015, los fondos de pensiones de los trabajadores aumentaron en 9 mil 720 millones de dólares.
“Efectivamente aumenta, pero se debe hacer la corrección correspondiente, pues están destacando un período de prácticamente un año. Y ocurre que al año ingresan, como consecuencia del aporte mensual que hacemos los trabajadores, más de 2,6 billones de pesos”.
La aclaración de Luis Mesina, vocero de la Coordinadora Nacional No + AFP, apunta a que se trata de un monto que debería descontarse de los números que tanto destacan desde las aseguradoras privadas.
No son pocos los que advierten en la importancia de tener mucho cuidado al interpretar los datos, puesto que los dineros que se cotizan pueden aumentar por dos motivos. “Por una parte, por el hecho de que existan más personas cotizando, más formalidad en el empleo, que aumente el número de trabajadores asalariados, lo que implica el aumento de la masa”.
Tal como lo explica el economista Gonzalo Durán, investigador de la Fundación Sol, agregando que el otro factor se relaciona con la rentabilidad de los fondos. “En estos tiempos, es muy poco sostenible esperar que los fondos tengan una rentabilidad de mediano y largo plazo, garantizada en niveles sobre el seis o siete por ciento. Las rentabilidades más bien son bajas. Lo peor es que aun cuando la industria diga que la rentabilidad de los fondos es buena, todavía tenemos una situación que es estructural, en la que no se avanza en lo absoluto. Y es que el nivel de las pensiones sigue siendo miserable”.
Otro dato que aporta el economista: en los primeros nueve meses de este año, en comparación con el mismo periodo del año anterior, las ganancias de las AFP han aumentado 71,4 por ciento. Esto es, 486 mil millones de pesos. “Aquí hablamos de utilidades empresariales, exclusivamente para el bolsillo de los dueños de las AFP”, aclara Durán.
Por ello, si se trata de hacer un balance de esta cuestionada industria, “siempre hay que mirarlo desde dos perspectivas”, detalla Mesina. “Una, desde el punto de vista de los trabajadores, que somos quienes aportamos un monto gigantesco al ahorro previsional. Y por otro lado, lo que es la industria o la propiedad de las AFP propiamente tal, es decir, las sociedades anónimas que están detrás de la administración de nuestros recursos previsionales”.
Su preocupación radica en lo que califica como una diferencia abismal entre ambas casos. “Mientras las AFP siguen incrementando su rentabilidad como negocio y se mantiene como una de las industrias más exitosas del país, los montos de las pensiones de los trabajadores continúan cayendo brutalmente”.
Para Durán, por su parte, desde el punto de vista de las AFP, “este es un año que podríamos denominar como visagra, porque se discute o se pone en el tapete el informe de la Comisión Bravo, que iba a determinar si es que cambiaban o no las reglas del juego que competen a la industria de las AFP”.
Su planteamiento apunta a que las aseguradoras estaban expectantes de si les cambiarían las reglas, “que hasta el día de hoy les han generado ganancias sobrenormales, con rentabilidad por sobre el patrimonio y cercana al 30 por ciento, lo que es algo totalmente atípico en el mundo de los negocios”.
En definitiva, no duda en afirmar que para las AFP es un año que permite sentar las bases para el futuro y consolidar el negocio privado a costa del dinero de los trabajadores.

¿Y los resultados de la Comisión Bravo?

Desde la agrupación Acusa AFP, su presidente, Ricardo Hormazábal, destaca un informe que demuestra nuevamente, según él, “cómo las AFP nos engañan. Si usted paga un promedio de 1,26 por ciento de su remuneración mensual, le están cobrando un 50 por ciento más, sin que usted lo vea”.
Se trata de una estudio publicado por la Subsecretaría de Previsión Social y elaborado por el economista Gonzalo Cid junto a un equipo de profesionales, el que “demuestra que de manera oculta, pero no para los que mandaban las leyes, le permiten a las AFP sacar un 50 por ciento más, porque colocan nuestra plata fuera del país, haciéndonos daño, porque deberían invertir en Chile. Y además les pagamos a las empresas intermediarias”, critica Hormazábal.
En ese sentido, recordando las recomendaciones de la “Comisión Bravo”, instancia asesora presidencial sobre el sistema de pensiones, asegura que esta situación debe terminarse. “Que el costo de la intermediación tiene que ser de las AFP y no de los afiliados. La Comisión entregó sus resoluciones en septiembre y todavía no pasa nada”. Esto, reconoce, producto de un problema político. “Los grupos neoliberales han cercado a la Presidenta Michelle Bachelet”.
Precisamente respecto de aquella instancia, Gonzalo Durán advierte que al revisar la discusión, las AFP resultaron muy beneficiadas. “Las propuestas que ellos planteaban en el debate fueron las que la Comisión principalmente acogió. Es decir, lo que hace el informe de la Comisión Bravo es tomar fundamentalmente las propuestas que promueve la industria de las AFP”.
En tanto que Luis Mesina se detiene en que “el diagnóstico es catastrófico y augura en el corto plazo pensiones mucho más bajas de las que se pagan actualmente. Incluso nos damos cuenta que un porcentaje bastante significativo está recibiendo pensiones inferiores a los 100 mil pesos, lo que es francamente deplorable”.
Además, advierte, según las recomendaciones de la propia Comisión Bravo, que de no mediar cambios estructurales, “este sistema seguirá pagando pensiones muy malas. Y en segundo lugar, si se analizan las proyecciones que muestran los investigadores serios en la materia, como algunos premios nobel, respecto del tema de las rentabilidades del capital hay que entenderlo sobre la base del crecimiento de la economía mundial, la que hoy está en un proceso de desaceleración”.
En ese contexto, asegura que en el corto plazo la rentabilidad de la inversión del capital que administran las AFP continuará cayendo. “En consecuencia, este sistema, que se funda en la obtención de una renta que se logra mediante la especulación en el mercado financiero mundial, no da garantías de que los ahorros previsionales vayan al alza, lo que tiene un impacto directo en las pensiones”.
Asimismo, el propio Durán no duda en aseverar que en Chile la industria y el negocio de las AFP se han transformado en un poder fáctico, con una conexión directa entre los poderes político y económico. “Son las AFP las que permiten dar cierta estabilidad económica al país. Y eso, desde un punto de vista crítico, es muy cuestionable, porque el país se ha refugiado en esta industria para acceder a una mayor flexibilidad macroeconómica ante posible turbulencias en la economía internacional, cuestión que no debería ser el objetivo de un sistema de seguridad social”.
Es por ello que plantea la necesidad de entender a la seguridad social como un derecho, lo cual, reconoce, es bastante complejo dados los diversos obstáculos que existen. “Por ejemplo, una conexión entre los gobernantes y los parlamentarios un tanto subrepticia, que no sale a la luz pública, donde se percibe una suerte de maridaje bastante evidente”.
Según Mesina, un sistema que está colapsado y que solo se mantiene “por el peso de la intransigencia e indolencia de parte de las autoridades políticas que no quieren hacer absolutamente nada por transformarlo”.
Incluso advierte que si el sistema financiero mundial colapsara nuevamente, “los propietarios de las empresas aseguradoras llegarían a colocar más en riesgo nuestros propios ahorros previsionales al intentar buscar renta en mercados altamente riesgosos, lo que es gravísimo”. De hecho, recuerda que en 2008 se perdió casi el 25 por ciento del ahorro de los trabajadores, como consecuencia de la especulación.

¿Una AFP estatal?

Otros datos que agrega Gonzalo Durán apuntan a que la semana pasada se publicó la actualización de lo que se obtiene por las jubilaciones por vejez en su modalidad de retiro programado, las que corresponden a las que pagan las AFP. “Prácticamente el 91 por ciento de este tipo de pensiones son menores a 154 mil pesos. Es decir, menores al 64 por ciento del salario mínimo”, detalla el economista de la Fundación Sol.
Un resultado, añade, generado precisamente por el modelo que desarrollan las AFP. “Por eso, una solución que apunte a la AFP estatal no cambia este paradigma ni la lógica de la capitalización individual, pues no es una solución al problema de fondo, que es el bajo monto de las pensiones”.
“El Gobierno y los ministros saben perfectamente que la AFP estatal será un costo para el Estado”, complementa Luis Mesina, agregando que se trataría de “una institución de mucho conflicto, porque tendrán que constituir el directorio sobre la base del cuoteo político. Viene a ser una bolsa de empleo para aquellos políticos en los que la ciudadanía dejó de creer y a los que no les dará nuevamente la votación”.
Y es que para el vocero de No + AFP existen “profundas sospechas de que va a nacer de manera totalmente corrupta. Ya parte siendo una institución putrefacta que no defiende los intereses de los trabajadores. Incluso se encontrará con complejidades de carácter constitucional, mucho más grave que las reformas educacional y laboral”.
Esto, porque las propias AFP podrían cuestionar la incursión de una empresa del Estado en un área donde el sector privado tiene competencias más que suficientes. “Entraríamos en un nuevo conflicto, considerando que en los primeros cuatro a cinco años esta nueva AFP trabajaría a pérdidas, que no podría mantener comisiones de administración más bajas que las que cobra Plan Vital, lo que ya está licitado. Previamente, esta empresa estaría concebida para tener pérdidas. Además que tampoco mejoraría las pensiones, que es lo sustantivo”.
En definitiva, manifiesta que no existe ningún argumento serio para ello. “Una aventura irresponsable de parte de las autoridades que lo han planteado”. Como propuesta, un sistema de pensiones de reparto solidario, tripartito y administrado por el Estado.

¿Posibilidades de cambios?

Para Durán, el 2015 también ha sido un año en el que los trabajadores, a través de diversas agrupaciones, se hicieron sentir en la discusión pública y política. “En ese sentido se pueden reconocer avances, por lo que podríamos esperar que el próximo año se materialicen en cuestiones más concretas, para cambiar el eje de la discusión y apuntar hacia un sistema en el que la jubilación sea considerada un derecho y no un bien que esté al vaivén del mercado”.
Por ejemplo, a través de un sistema de reparto, técnicamente viable, independiente de las condiciones precarias del ámbito laboral, lo que, advierte, queda limitado por la escasa voluntad política de los gobernantes.
De hecho, Mesina recuerda que hace algunas semanas la gente se manifestó en más de 54 ciudades, como parte de las marchas en contra de las AFP. “Las personas ya no les creen. No existen recursos suficientes que se puedan invertir para mejorar su imagen. Instituciones que no merecen sobrevivir en el tiempo”.
Y agrega: “Mientras las AFP, en concomitancia con los organismos del Estado, incluida la Comisión Bravo, sigan creyendo que pueden manejar el mundo a su antojo, crece y se generaliza en el país, contradictoriamente a sus intereses, el descrédito de estas instituciones”.
El mensaje del dirigente social apunta a que “los dueños de las AFP no pueden sentirse felices, porque saben que no cuentan con el apoyo de la gente. Y, lo más trágico, que la economía mundial tampoco los acompaña, pues no podrán obtener las tasas de rentabilidad que les permitan seguir con este gigantesco negocio para sus intereses”.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Colusión de las AFP

La colusión de las AFP y otros horrores del mercado de pensiones




Hay quienes no consideramos una virtud que servicios sociales sean un mercado competitivo. Pero está claro que un mercado competitivo tiene, aunque sea escaso, algún mérito. 
Esta columna resume contenidos de un informe realizado por nuestro equipo de investigación, en medio de la evidente sospecha de la ciudadanía respecto a la existencia masiva de mercados no competitivos –colusiones, oligopolios, integración vertical–; examina algunos datos públicos de los últimos años del sistema de pensiones, concluyendo que hay suficiente evidencia para sostener la hipótesis de colusión y de integración vertical.
El sistema de pensiones chileno tiene numerosos defectos. La mayor parte de ellos son estructurales y tienen relación con el hecho de un diseño que, en su origen, estuvo más atento a sustentar el funcionamiento del sistema financiero que a dar pensiones. 
Es decir, es un sistema de pensiones que no se diseñó para dar pensiones, sino para solidificar la Bolsa de Santiago –y con ello las grandes corporaciones y los bancos– con el dinero de los trabajadores. Este rol dinamizador de la zona especulativa de nuestra economía, transfiriendo dinero real, ha sido fundamental en el proceso de acumulación ‘originaria’ del modelo económico chileno. 
Si el materialismo había planteado que parte de lo producido no derivaba en salario y era plusvalor extraído por el empresario, José Piñera fue más lejos: la décima parte del salario real de todos los trabajadores fue transformado en capital financiero, generando así una plusvalía 2.0.
El sistema de pensiones no fue diseñado para dar pensiones, hemos dicho. Y los datos son claros. Cuando se creó, la edad de jubilación de los varones era 65 años y la esperanza de vida era 67 años. La señal es clara. 
A 2030 se calcula que más de la mitad de los pensionados tengan que recurrir a la pensión mínima subvencionada con platas públicas. Con una edad promedio creciente en Chile, es altamente probable que nos encontremos con problemas de subconsumo, derivado de una demanda reducida por una población mayor empobrecida. Las virtudes del sistema de pensiones, entonces, no pueden estar en sus beneficios sociales. 
Sin embargo, el diseño del sistema de pensiones debía tener una virtud: configurar un mercado competitivo desde el mundo privado. La premisa del modelo económico implantado en Chile, donde los problemas públicos exigían soluciones privadas, creía en el mercado como asignador de recursos. La premisa aún más subyacente a esta es incluso más simple: los mercados pueden tener algunas fallas en su funcionamiento, pero no demasiadas y, a la larga e incluso antes, logran asignar adecuadamente los recursos para beneficio de la sociedad.
La razón de las privatizaciones, concesiones y toda clase de operaciones privadas en medio de asuntos públicos radica en que, no obstante, hay un costo por tener privados a cargo (el lucro), se asume que la eficiencia hará que ese costo sea irrelevante a la larga.
Por eso, cuando se creó la unidad de Modernización del Estado, el ex Presidente Piñera convocó a Rafael Ariztía –hijo de un ex superintendente de Pensiones en dictadura–, quien expuso claramente la doctrina sobre cómo tratar al Estado en el neoliberalismo:
“Modernización del Estado es un concepto que suena pomposo y grandilocuente. Sobre todo porque está asociado a grandes reformas y negociaciones políticas, como la Alta Dirección Pública o la Ley de Transparencia. Pero esa no es la arista que más le importa a Ariztía: su mirada busca enfocar la atención de su equipo en lo que él denomina como un 'usuario' o 'cliente', tal como si fuera una empresa que debe satisfacer a sus consumidores.”
“La lógica es así: el Estado es monopólico por naturaleza. Sobre todo en lo que respecta a trámites básicos, como certificados de nacimiento, carnés o cobro de impuestos. No tiene rival. Y eso, en la mirada de Ariztía, hace que falte un incentivo directo de competencia que lo haría mejorar sus procesos para sobrevivir, y muchas veces lo estanca, generando problemas para las personas.”
Y bueno, que el problema era que el Estado es monopólico por naturaleza. ¿Y el mercado? Supuestamente, en eso de los monopolios, sería el antídoto.
El modelo neoliberal ha desnudado en los últimos años una magnitud de fallas de mercado que han echado por tierra la fe en sus capacidades. Partimos con los abusos en los contratos, pero ya hemos llegado al mucho más polémico problema del precio. 
Si el libre mercado de Chile ha tenido en la colusión de precios un compañero constante en su proceso de hiperconcentración, ¿qué fe puede existir en el modelo que se ha traicionado a sí mismo?
Algunos dirán que justamente el modelo debe ser modificado para que efectivamente sea de libre mercado. Pero ¿qué era lo que teníamos? ¿Y por qué habríamos de confiar en que existe algo así como el libre mercado sin regulaciones? 
Por supuesto, los neoliberales dirán que siempre han dicho que es necesario que existan algunas regulaciones, pero eso es falso. Achicar el Estado, no interferir los mercados, es parte del credo que impulsaron. Y solo han aceptado regulaciones como sustitutas cómodas de sanciones civiles o penales en la justicia, transformando los problemas judiciales en modificaciones legales del funcionamiento abstracto de los mercados.
Por todo lo anterior podemos concluir que el mercado de AFP es uno en el cual se han producido operaciones de concentración que han conformado un cartel, que ha aumentado la participación de mercado y ha subido las comisiones que cobran a sus afiliados, los cuales constituyen una demanda insensible al precio.
Hay quienes no consideramos una virtud que servicios sociales sean un mercado competitivo. Pero está claro que un mercado competitivo tiene, aunque sea escaso, algún mérito. 
Esta columna resume contenidos de un informe realizado por nuestro equipo de investigación, en medio de la evidente sospecha de la ciudadanía respecto a la existencia masiva de mercados no competitivos –colusiones, oligopolios, integración vertical–; examina algunos datos públicos de los últimos años del sistema de pensiones, concluyendo que hay suficiente evidencia para sostener la hipótesis de colusión y de integración vertical. 
Para colmo, algunos de los rasgos de no competitividad fueron establecidos como regulaciones derivadas de la competencia entre AFP basadas en fuerzas de ventas proclives a ofertar premios por el cambio de administradora, generando una competencia basada en el premio una –plancha, un televisor– y no en la prestación misma de la empresa –rentar para dar pensiones–.
La contundencia de los datos debe implicar una investigación profunda de los órganos competentes. Es el objetivo de esta columna y del informe. En plenas protestas contra las AFP es fundamental saber si, al menos, haber entrometido al mercado en las pensiones fue un acto mínimamente honesto.
El informe –que usted puede ver en detalle en http://www.albertomayol.cl/?p=798– señala básicamente que la evolución experimentada en el Sistema de Capitalización Individual desde 1981, se caracteriza por las fusiones que han concentrado y reducido el número de administradoras a solo cinco firmas que actualmente operan en el mercado, y que se han mantenido desde el inicio del sistema, además de AFP Modelo que pudo ingresar al mercado gracias a la reforma previsional que intentó generar algo de competencia, aun cuando ha quedado clara su insuficiencia desde el momento en que la Comisión Bravo ha señalado la recomendación de introducir una posible AFP estatal para la misma labor.
Según los cálculos de Valdés y Marinovic (2004) la rentabilidad económica sobre activos de las AFP –no del fondo de pensiones– aumentó desde un nivel promedio de 18% anual entre 1993 y 1997, hasta un nivel promedio de 53% anual entre 1999 y 2003. 
Pese a las rentabilidades sobrenormales que han existido durante un número importante de años, no se producen entradas de nuevas AFP a la industria a excepción de la AFP Modelo –en la ya citada reforma–. La conjunción de ambos elementos sugiere la existencia de barreras a la entrada significativas para el ingreso de nuevas Administradoras a este mercado.
A su vez las participaciones por ingresos reales percibidos por comisiones, de cada AFP que actualmente opera en el mercado, muestran variabilidad en el período 1982 al 1998 y se mantienen constantes en cada firma desde 1999, período posterior a las fusiones que se registran. Y de acuerdo a las participaciones en el mercado, estamos en presencia de una industria altamente concentrada (IHH superior a 1800), en especial en el período anterior a la reforma.
En economía se denomina cartel al acuerdo colusorio en que dos o más empresas de un mercado determinado definen que cada una actuará de manera concertada respecto del resto de las empresas. 
El fin de este tipo de acuerdos es que cada una de las empresas participantes en la colusión tome control de una determinada porción del mercado en el cual operan, y actuar de manera monopólica, impidiendo a otras empresas entrar o sacándolas del mercado. Suele tener la forma de la fijación de precios, o de reparto de cuotas o mercados.
Los productores de un cartel acuerdan explícitamente cooperar para fijar los precios y los niveles de producción. Dada una demanda insensible al precio –que es el caso, por factores explícitos, en el informe aludido–, el cartel puede elevar los precios muy por encima de los niveles competitivos, haciendo abuso de su poder de mercado.
Por todo lo anterior, podemos concluir que el mercado de AFP es uno en el cual se han producido operaciones de concentración que han conformado un cartel, que ha aumentado la participación de mercado y ha subido las comisiones que cobran a sus afiliados, los cuales constituyen una demanda insensible al precio.
Dicha concentración es grave por todas las barreras a la entrada existentes en el mercado de AFP descritas en el presente artículo. Respecto al tiempo y suficiencia en la entrada, los potenciales entrantes no ingresan al mercado, ya que saben que van a tener que vender su empresa a otra firma, bajo la modalidad de fusión, adquisición o quiebra. 
Esto se constituye como pérdidas esperadas de los potenciales entrantes antes de ser competidores efectivos. El tiempo estimado para poder posicionarse en el mercado a través de la publicidad y los agentes de ventas, está sujeto también a variables relacionadas con la cantidad y la calidad de los afiliados, cantidad para alcanzar la escala mínima eficiente, de manera de aprovechar las economías de escala existente, que permiten que sobre un alto número de afiliados el costo marginal sea muy bajo. 
Y la calidad que considera a afiliados de altas rentas que tienen un importante fondo a invertir. Dichas condiciones desincentivan la entrada de nuevas firmas al mercado.
Asimismo, existe un comportamiento estratégico respecto a la sobreinversión en publicidad, en las políticas de fidelización de clientes de altos ingresos, políticas de guerra de regalos, concertados despidos masivos de los vendedores y condiciones contractuales similares en todas las administradoras a sus agentes de ventas.
Hacemos notar además la presencia de Integración vertical en el mercado de las AFP, por la pertenencia de estas a grupos o conglomerados económicos y financieros, que fortalecen el poder de mercado de determinados grupos económicos y financieros y el control de los recursos, que se estiman en un 69,5% del PIB de Chile, los US$ 165 mil millones en ahorros previsionales acumulados en las cuentas individuales de las AFP.
La experiencia indica que, en los años de concentración de mercado, la acción estatal ha sido muchas veces favorable a la configuración del cartel, generando barreras de entrada favorables a los actores antiguos, por ejemplo, mediante la barrera legal y normativa respecto de los promotores y agentes de ventas de las AFP. 
Cabe señalar que los carteles requieren controlar los gastos en marketing, variable que es muy difícil de observar, no obstante, esto fue resuelto por la autoridad, ya que usó un instrumento normativo sobre las AFP y los agentes de venta para que el cartel pudiera determinar el cumplimiento de los acuerdos de manera gratuita. 
En este sentido, no solo hay cartel económico sino también premio sociopolítico a las empresas que dieron origen al sistema, a sus estructuras de poder y a los bancos que se han asociado con el fabuloso botín que las AFP portan.
La Comisión Bravo, que ofrece una serie de recomendaciones menores para un problema mayor, no hace referencia a los rasgos más oscuros del funcionamiento del sistema de pensiones. 
Esta omisión y su indefinición sobre el modelo mismo –igual al actual o mixto, dejando fuera la alternativa de reparto– revelan que la discusión todavía se da en un ancho de banda que no podría operar sin algunas gotas de hipocresía y la enorme necesidad de mantener a flote una economía rentista, cuyo sistema financiero vive de las AFP.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Pensiones: OCDE v/s CHILE



Infografía: Conoce las pensiones de los países de la OCDE y su comparación con Chile

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico alertó sobre la pérdida de nivel de vida de los jubilados en la población de los países miembros. Aquí los datos más relevantes del estudio que elaboró.


Fuente: Emol.com - http://www.emol.com/noticias/Economia/2015/12/03/762228/Infografia-Pensiones-de-los-paises-de-la-OCDE-en-cifras-y-como-se-compara-Chile.html

-« ¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley, que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo! »