lunes, 31 de octubre de 2011

Las AFP

por: Alejandro Maureira

Las AFP gestionan fondos equivalentes al 80% del PIB, del cual sólo un 16% puede salir del país. Es decir, un monto de dinero equivalente al 64% del PIB está encerrado, obligado a invertirse en muchas de las empresas que desaprobamos, lo que explicaría la baja rentabilidad y competitividad del mercado de capitales.

La incidencia de las AFP en la economía es alarmante. Cuando ajustaron su participación en Falabella su acción cayó un 5,45%, sólo por nombrar un ejemplo de la falta de competitiva en el mercado de inversiones. Un aumento del porcentaje que pueden llevar fuera de Chile replicaría este efecto, haciendo que la bolsa en completo cayera, creando un crash financiero y demostrando que parte del valor bursátil se debe a la normativa vigente en relación con a las AFP.

La génesis de las AFP fue suplir la función social del Estado de cuidar, financieramente, a los pensionados. Por ende, debemos reconocer que toda su legislación, normativa y supervisión se basa en su función social y no en la rentabilidad.

Su bajo rendimiento se puede justificar, hasta cierto punto, por su función social. Aun así, sus comisiones plantean demasiadas dudas. Cada mes, descuentan un 10% de sueldo bruto para entregarlo a las AFP, el que está sujeto a una comisión (la menor en el último mes fue de un 1,14% y la mayor 2,36%) que se suma al descuento que le hacen. Es decir, este es del 11,4% o un 12,4% de su sueldo bruto, dependiendo de la AFP que elija y que no se relaciona, en lo absoluto, con la rentabilidad que estas logren. Si usted está en el tramo del máximo imponible -de 1,5 millones mensuales- en un año ha pagado, en comisiones, 205 mil pesos -o 425 en el peor de los casos este año-, aunque la rentabilidad de su pensión sea negativa.

Un bono del Estado a 10 años, en pesos y libre de riesgo, renta un 6,9% real por cada año. La rentabilidad de las AFP en nueve años fue de un 8,6% para fondo C, el más rentable (A, 6,7%; B 5,6%; E, 4,8% y D, 4,7%), es decir, las AFP no justifican el riesgo y la rentabilidad que obtienen. Aun así, debemos recordar que estas tienen la función social de evitar al Estado costos a futuro, dejándonos a cada uno la responsabilidad de velar por una pensión mayor, a través del ahorro e inversiones personales.

Las AFP quieren aumentar el monto del cotizante, argumentando el envejecimiento de la población. Las cifras del INE dan cuenta de que en el año 2015 el 85% de la población serán trabajadores activos, y para el 2020 un 83%, lo que nos entrega una tasa de envejecimiento del 2% por cada cinco años. Concluya usted.

Estas instituciones tienen una función social y una de política monetaria, por su incidencia en el precio de las acciones. El ahorro adicional que asegure una pensión mayor a la actual es responsabilidad de cada uno. Modificar cualquiera de las condiciones supone un cambio en la normativa, competitividad y apertura del mercado. Si prefiere, una reforma al sistema de pensiones.

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-« ¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley, que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo! »