Claudio Pereda Madrid: En treinta años el sistema no sólo ha incumplido su promesa. Las
entidades privadas acumulan demasiado poder y su influencia está
superando con creces el aspecto estrictamente previsional. El abogado
Ricardo Hormazábal dice que este sistema ya no funcionó.
En
un solo día, los fondos de pensiones perdieron a fines de julio el
equivalente a cinco estadios de fútbol refaccionados como el Regional de
Antofagasta "Calvo y Bascuñán", presentado en marzo pasado por el
Programa Chilestadios que desarrolla el Instituto Nacional de Deportes.
En total, más de US$100 millones. La sexta parte de lo acumulado por el
sistema de AFP´s durante el año anterior.
Todo gracias a la decisión de la empresa rusa Uralkali, una de las
principales productoras de potasio en el mundo, de no continuar
exportando el elemento químico a través del consorcio BCP (Belarusian
Potash Company), lo cual puso fin al cartel de productores de
fertilizantes. ¿Qué tienen que ver los fondos de pensiones de millones
de chilenos con esa decisión tomada a más de 15.000 kilómetros de
distancia? Que la compañía chilena SQM es una de las que se ve
seriamente afectada con la decisión de Uralkali y en esa empresa los
fondos que manejan las AFP tienen altas participaciones bursátiles
directas.
La situación no se condice para nada con la polémica publicidad que
reputados actores identificados hacen del sistema de AFP´s, en donde se
ríen de tener los ahorros previsionales en chanchitos de greda. Lo
cierto es que la situación real de los fondos de pensiones no da para
mirar con tanto desdén guardar el dinero producto del trabajo de toda la
vida en otras alternativas.
Flojera bursátil
Cuando hizo su ingreso, en plenos años de dictadura, el sistema de
AFP´s fue presentado como la gran solución al problema que enfrentaban
los aparatos estatales de previsión: los bajos porcentajes de natalidad y
el aumento de manera importante en la esperanza de vida de las
personas. Las administraciones públicas alegaban que se trataría de un
fuerte golpe a las arcas fiscales y que éstas iban a ser incapaces de
enfrentar. Por eso se diseñó una fórmula en la que privados
administrarían los fondos con la idea de incrementarlos a través de un
sistema de ahorro individual.
Primero, el cambio fue voluntario. Luego, a partir de diciembre de
1982, fue el único existente. Con una salvedad: los funcionarios de las
Fuerzas Armadas siguieron cotizando bajo el sistema antiguo.
Transcurridas ya casi tres décadas, lo cierto es que -por una parte- el
sistema no ha cumplido su promesa y, por otra, queda claro por qué los
uniformados, en plena dictadura, optaron por no seguir sus premisas. A
comienzos de año, el consejero del Banco Central, el economista Joaquín
Vial, comentó en un seminario académico un dato para la depresión
más absoluta: "El 60% de los cotizantes activos que entró al sistema de
las AFP a comienzos de los 80 posee saldos inferiores a los $20
millones, lo que significa que su pensión no supera los $150.000
mensuales". La cifra es espantosamente paupérrima: poco más del 70% del
sueldo mínimo vigente.
Además de todo lo mal que ha funcionado el sistema de AFP´s, lo
ocurrido con la empresa rusa puso de manifiesto otra de sus cojeras: la
incapacidad de rentabilizar bien sus inversiones bursátiles. En la fase
de triunfo, en rigor, sólo ganan las empresas que reciben la inversión.
En la etapa de derrota, pierden los bolsillos de los chilenos. El
consejero del Banco Central sostuvo en el encuentro citado que "una
forma de mejorar las pensiones es una mayor rentabilidad de las
inversiones que hacen las AFP. Si sólo aumentaran su rentabilidad en 1%,
el efecto en la pensión de los hombres aumentaría el 26% y en la de las
mujeres el 22%".
Más eficiencia y rentabilidad
Para Rafael Garay, economista y director de estudios de "Felices y
forrados", la gran solución para mejorar las pensiones "pasa por
aumentar las rentabilidades de los fondos, sin necesidad de que eso
implique una disminución en el sueldo de los trabajadores". El experto
ha subrayado que el mal desempeño de las AFP en el mercado financiero
significó, por ejemplo, "que en junio de este año se borrara más de la
mitad de las ganancias que llevaban en el año las inversiones de las
AFP".
Por ello, el experto sostiene que sin aumentar la edad de jubilación
ni hacer grandes cambios al sistema o a las condiciones laborales
actuales, y sólo centrando el punto en inversiones más eficientes, el
sistema mejoraría su performance. "Si las personas cotizan a una
rentabilidad constante, las pensiones van a subir", señala. Sin embargo,
considera que es posible hacer cambios importantes, sobre todo hacia un
sistema más solidario y potente. "Si por cada persona que nace se le
abre una cuenta de pensiones en ese momento y se ingresa un millón de
pesos, se puede arreglar el problema", comenta.
Si bien es de los que piensa que el sistema no está tambaleando, sí
cree que sus defensores han tomado una posición facilista de crítica a
los otros y muy poco de mirarse a sí mismos. Cree que ideas como
aumentar la pensión, jubilación más tardía y pedir que ahorren las
personas, no se comparan con el hecho de centrar el tema en el cambio de
viabilización de las comisiones y en el aumento de los niveles de
rentabilidad y eficiencia.
El cascabel que atraganta al gato
Para el abogado Ricardo Hormazábal, presidente de Acusa Chile AFP, el
sistema derechamente no funciona. El ex parlamentario explica que los
principios que inspiran el sistema no bailan al ritmo de la seguridad
social como se entiende en casi todo mundo y que exhibe una
injustificada desigualdad entre quienes se mantuvieron en la fórmula de
reparto y los diez millones de afiliados que no han tenido libertad para
elegir.
"Las AFP son la causa del título mundial en desigualdad económica y
social que nos hemos ganado, ya que con nuestra plata se financió la
privatización de empresas del Estado, se controlan las empresas más
grandes, se llevan nuestro dinero al exterior en vez de financiar el
desarrollo chileno y se han repartido utilidades que se calculan en más
de $1,2 millones de millones, contando sólo desde 2009 a la fecha",
explica. Y anota consecuencias que superan lo previsional: "Han
producido un evidente daño a la democracia, la libertad de prensa y la
educación, ya que controlan casi todos los medios de comunicación,
buena parte de las universidades e influyen indebidamente en
políticos de todos los sectores".
En lo medular, Hormazábal destaca que las AFP no han cumplido su
promesa de dar pensiones superiores al 70% de las últimas
remuneraciones, llegando sólo a menos de la mitad de ese porcentaje. El
abogado replica a José Piñera, el ex ministro del Trabajo en dictadura y
bajo cuya administración se instauró el sistema, siendo considerado por
ello como "el padre de las AFP". El también hermano del actual primer
mandatario ha polemizado con el propio presidente al negar que el
sistema haya garantizado un porcentaje de pensiones.
Hormazábal dice que el ex secretario de Estado de Pinochet falta a la
verdad. El abogado sostiene que en el libro "El cascabel al gato", en
la página 18, José Piñera plantea claramente que "si todo iba
razonablemente bien, nuestros cálculos indicaban que ahorrando
mensualmente un 10% de la remuneración, las pensiones podrían alcanzar a
montos equivalentes al 70% de ella al final de la vida de trabajo. Se
estima que una pensión de este orden permite al trabajador un nivel de
vida similar al de antes, ya que el pensionado tiene menos gastos que el
trabajador activo, siempre que exista un buen sistema de seguro de
salud".
En ese sentido, cabe destacar que en febrero del año 2010 la propia
Asociación de AFP sostuvo en El Mercurio que si un trabajador cotiza el
100% de los años de trabajo, su pensión sería un 166% de su última
remuneración y que si sólo alcanzara a imponer el 60% de su vida
laboral, su pensión sería del 100% de su última remuneración.
Por angas o por mangas, el sistema de AFP´s no da para más. Si bien
se debe definir la manera en cómo mejorar un sistema que en treinta años
no cumplió su promesa, para muchos una AFP del Estado se aprecia como
un buen primer paso. Si bien su existencia no mejora las pensiones, sí
sería un elemento efectivo para dosificar el actual poder de las
actuales entidades privadas.
La critica voz de Ricardo Hormazábal
¿Es posible
decir que el sistema le permite financiarse a las empresas privadas con
capital de las AFP´s sin que éstas re-inviertan en los fondos? O sea,
sólo sacan dinero, pero no re-ingresan. ¿Es tan así?...
- Ni un peso de las empresas ingresa al Fondo de Pensiones como
aporte patronal o como reinversión. Sólo pueden ingresar recursos
derivados de ellas, si hay utilidades en las acciones o bonos que emiten
para que sean adquiridos por las AFP´s. Nuestras pérdidas por la crisis
sub prime, La Polar y otras han sido superiores a un presupuesto anual
de Chile. Desde el 2008 los empleadores pagan el Seguro de Invalidez y
Sobrevivencia, de cargo de los trabajadores por 27 años, con tasas
cercanas al 3% y hoy con un valor de 1,4% de las remuneraciones del
trabajador.
¿Su opinión implica volver al antiguo sistema o generar uno nuevo?
- Primero digamos que otra mentira de José Piñera debe ser expuesta.
El sistema de reparto corrigió todas sus deficiencias en virtud del DL
2448 de febrero de 1979, según lo afirma el propio ex ministro en su
libro "El cascabel al gato". Segundo, las Fuerzas Armadas siguen estando
en el sistema antiguo de reparto y allí deben permanecer, con las
modernizaciones indispensables. Personalmente soy partidario de un
Sistema de Seguridad Social que, por definición, es solidario, de
reparto en la base y público, no estatal.
Para todos los que vivimos en Chile, un piso común, hoy cercano a los
$ 80.000, valor de la Pensión Básica Solidaria, es un gran aporte del
gobierno de Michelle Bachelet. De ahí para arriba, una proporción en
relación a los años de imposiciones efectiva al cumplir 60 años las
mujeres y 65 los Hombres. Su financiamiento se logra con un 5% de las
remuneraciones de cada trabajador aportado por los patrones. Ricardo
French Davis y Schmitd Hebel, de posiciones muy distintas, coinciden en
un aporte patronal al menos del 3% de las remuneraciones.
En las instituciones que lo administren debe haber participación de
trabajadores, empleadores y gobierno. Los recursos deben invertirse en
proyectos que den trabajo y mejoren la calidad de vida en Chile.
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