Ex presidente del consejo que asesoró la reforma previsional de 2008, Mario Marcel.
El economista advierte que para cubrir ese período, necesariamente se sacrifica el valor de la pensión.
La expectativa de vida de los chilenos después de jubilar es una de
las más altas de los países de la Ocde. Según un informe de este
organismo, para las mujeres chilenas, en 2050 la cifra llega a casi 30
años, lo que coloca presión sobre el sistema de pensiones.
La realidad es que, en promedio, los chilenos cotizan poco más del
50% de su vida laboral y el sistema de pensiones fue elaborado sobre la
base de que las personas coticen constantemente durante su etapa de
trabajo activa (40 años) y sólo contempla que no pudieran hacerlo
durante unos 16 meses.
Mario Marcel, subdirector de Gobernanza y Desarrollo Territorial de
la Ocde, presidió en 2006 el Consejo Asesor Presidencial para la Reforma
Previsional, que derivó en un cambio legal en 2008. A cuatro años de
esa reforma, analiza los desafíos que plantea la mayor longevidad de los
chilenos.
Advierte que es casi imposible que un sistema previsional financie
pensiones durante 30 años con una cotización previsional o con aportes
estatales sin reducir sustancialmente el valor de la pensión.
¿Cuáles son los datos más relevantes al proyectar el escenario futuro del sistema de pensiones?
El dato relevante para efectos de analizar la sostenibilidad de un
sistema de pensiones es la expectativa de vida a la edad oficial de
retiro. De acuerdo al “Pensions Outlook” de la Ocde, Chile (24,7 años)
ya figura sobre el promedio de los países de la Ocde en 2010 (23,1 años)
en el caso de las mujeres, debido a que es uno de los pocos países con
una edad legal de retiro de 60 años. Sin embargo, esta diferencia se
ampliaría con el tiempo debido al aumento de la expectativa de vida de
las mujeres chilenas, de tal modo que en 2050 la expectativa de vida a
la edad legal de retiro de las mujeres chilenas sería de 27,7 años,
versus 23,7 años para el promedio de la Ocde.
¿Qué desafíos plantea este aumento de la expectativa de vida?
Que es prácticamente imposible que un sistema de pensiones pueda
financiar casi 30 años de pensiones con una cotización previsional o
aportes del gobierno sobre una fracción de los ingresos durante la vida
laboralmente activa, excepto al costo de reducir sustancialmente el
valor de la pensión.
¿Cómo se ha enfrentado hoy esta situación?
Una opción para evitar esto es que las personas posterguen su retiro
más allá de la edad legal. Eso ya ocurría en Chile cuando se estudió la
reforma previsional de 2008, cuando la edad promedio efectiva de retiro
de las mujeres era de más de 61 años, tendencia que se ha ido acentuando
posteriormente, al establecerse una serie de beneficios a partir de los
65 años.
¿Es el aumento de la edad de jubilación una salida efectiva?
Hay países que han ido aumentando la edad legal de retiro junto con
el aumento de las expectativas de vida. Esto ha ocurrido con muchos
sistemas de beneficio definido, especialmente a partir de la crisis
económica en el mundo desarrollado.
Ciertamente, no debería descartarse para Chile, especialmente
considerando que la tasa de cotización de 10% de los ingresos se
encuentra entre las más bajas de los países de la Ocde.
¿Chile está preparado para que sus trabajadores posterguen la edad de jubilación?
La experiencia de otros países, así como la de la discusión de la
reforma previsional en Chile, sugiere que una decisión sobre la edad
legal de retiro no puede ignorar lo que ocurre con el mercado del
trabajo y las condiciones de vida de los trabajadores activos de mayor
edad. En efecto, si muchos trabajadores -como ocurre en Chile- son
expulsados progresivamente del mercado de empleo dependiente a partir de
los 50 años y deben subsistir en empleos por cuenta propia, la
postergación de la edad de retiro sólo se traduciría en una causa
adicional de ansiedad, sin permitir una acumulación adicional de fondos
de capitalización. Por cierto que el sistema podría pagar pensiones un
poco mejores, puesto que los fondos se distribuirían en un período más
corto de retiro, pero ello ocurriría a costa de un deterioro en las
condiciones de vida previas a la jubilación.
La Comisión Marcel se pronunció sobre este punto...
El Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional, que
presidí en 2006, hizo una recomendación explícita a este respecto: “El
consejo propone que, de manera complementaria a las reformas en el
ámbito previsional, se desarrolle una estrategia de mediano plazo de
apoyo a los trabajadores mayores, que reconozca las particularidades de
la oferta y la demanda de trabajo en este segmento. Dicha estrategia
debería abarcar tanto el período previo como posterior a la jubilación”,
efectuando propuestas aún más específicas en materia de flexibilización
de jornadas laborales y modalidades de empleo; programas del estado en
capacitación, intermediación laboral, apoyo al microemprendimiento,
trabajo independiente y reconversión laboral, y campaña de difusión del
valor del trabajador mayor. Hasta donde sé, muy poco de esto se ha
hecho.
¿Y en el caso de las mujeres?
La necesidad de preocuparse de las oportunidades laborales a lo largo
de la vida económicamente activa y en los años previos al retiro es
especialmente importante en el caso de las mujeres, dadas su menor
participación laboral y significativas lagunas previsionales.
¿Cuál es el principal desafío?
De esta manera, debe mantenerse abierta la posibilidad de una
postergación de las edades de retiro en el futuro, pero ello debe ser
precedido de esfuerzos serios y sistemáticos por incrementar la
participación laboral de las mujeres y por mejorar las oportunidades
laborales de hombres y mujeres a partir de los 50 años.
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