Por Jimena Catrón Silo
Hace poco más de un año, el 16 de junio para ser
más exactos, el premio Nobel de Economía 2001,
Joseph Stiglitz, participó -vía videoconferencia-, en
un seminario en nuestro país organizado por la
comisión Bravo.
Y decidió escoger esa ocasión
para referirse al sistema de pensiones chileno,
creado por el economista y ex ministro del régimen
militar, José Piñera.
Y no tuvo reparos en manifestar que la crisis económica de 2008 demostró que era un
fracaso. "La crisis fue un cataclismo, del cual aprendimos mucho sobre el manejo de
riesgo y los mercados financieros.
Sin embargo, incluso antes de la crisis, el rol de
los fondos de pensiones privados estaba sobrevalorado", señaló el economista,
quien agregó que los países que habían fundado su sistema en el modelo de tres
pilares (solidario, contributivo obligatorio y voluntario) debían pensar, seriamente, en
reformularlo, hecho que la misma crisis, a su juicio, se había encargado de confirmar.
"Chile debiese estar sumamente preocupado por tener un sistema de pensiones
privado, ya que es uno de los países más desiguales de la OCDE y ese modelo
genera mayor desigualdad", planteó el economista estadounidense, agregando que
Chile debiera tomar un camino que lo aleje "del segundo pilar del sistema privado".
En ese sentido, Stiglitz recomendó reforzar el Pilar Solidario, el cual "es necesario
para evitar pobreza en la vejez y asegurar un nivel mínimo de seguridad. Se debería
crear un segundo pilar público, que debe tener un componente de redistribución
importante y debe haber un elemento de suavidad intergeneracional que evite la
relativa pobreza en la vejez", sostuvo, puntualizando que podría tener el carácter de
voluntario.
"La situación actual no es adecuada, ni en Chile ni en el mundo", aseguró, destacando
que hay sistemas alternativos que han sido exitosos.
Stiglitz ejemplificó que en el mundo hay 23 países que privatizaron sus sistemas de
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pensiones, pero siete de ellos ya revirtieron su decisión y muchos lo están
reconsiderando.
"Esto me lleva a mi recomendación de políticas: lo que necesitan (en Chile) es un
primer pilar más fuerte. Es más necesario para evitar pobreza en la vejez y asegurar
un nivel mínimo de seguridad. Se debería crear un segundo pilar público, que debe
tener un componente de redistribución importante y debe haber un elemento de
suavidad intergeneracional que evite la relativa pobreza en la vejez", sostuvo.
"Estos sistemas de pensión públicos tienen bajos costos de transacción y muy buen
servicio al cliente", dijo en relación a experiencias como la de los Países Bajos y
Noruega.
Además, el economista también presentó el caso de Canadá, donde crearon un fondo
gubernamental que tiene independencia, altos retornos, baja volatilidad y costos de
transacción e incluso es inmune a la influencia política.
"Esto es posible lograrlo",
indicó.
Su paper y los mitos
En 1999, Stiglitz presentó frente a un foro del Banco Mundial, el paper "Repensando la
forma a las pensiones: diez mitos sobre los sistemas de seguridad social", en el que
trabajó junto al banquero, economista y vicepresidente de Lazard, Peter R. Orszag.
En éste, ambos académicos señalaron que muchos de los mitos que existirían
actualmente se originan en el hecho de que no se distinguen cuatro aspectos básicos
de un sistema de pensión.
En particular, la mayoría de las discusiones de los sistemas
de cuentas individuales confundirían la privatización, el pre-fondeo (acumulación de
activos contra futuro pagos de pensiones), la diversificación y la diferencia entre
beneficio esperado versus aporte entregado.
"Cualquier combinación de estos cuatro elementos es posible. De hecho, en la
práctica, todos estos elementos contienen espectros de opciones - por lo que es
particularmente importante examinar los detalles específicos de las instituciones. Un
modelo idealizado posiblemente nunca va a poder ser realizado, ya que y las opciones
se caracterizan inevitablemente por grados de gris en lugar de ser negro o blanco. Por
ejemplo, un sistema público es el que se organiza y se administra principalmente por
el Gobierno; un sistema privado es el que se organiza y se administra principalmente
fuera del gobierno.
Sin embargo, un sistema público puede integrar algunas empresas
privadas, como por ejemplo que sean integrados como administradores de capital para
un fondo de "confianza pública".
Del mismo modo, un sistema privado probablemente implica algún papel público, al
menos en la aplicación de su leyes y normas", señala el estudio.
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Respecto de la diferencia entre el beneficio esperado y los aportes entregados, el
documento consigna que esa relación no es tan pura como puede creerse
inicialmente. "De hecho, un plan de beneficios definido podría ser pensado como un
plan de contribución establecida que se coordina con una combinación adecuada de
opciones para eliminar el riesgo residual para el trabajador.Los híbridos entre
prestaciones definidas y planes de aportaciones definidas no sólo son posibles en
teoría, sino que existen en la realidad".
Ya en la conclusión, Stiglitz señala que los sistemas públicos de pensiones con
financiación insuficiente representan una amenaza potencial para la solidez fiscal, y en
general, para la estabilidad económica de muchos países en desarrollo.
Un movimiento hacia las pensiones de aportación definida de gestión privada puede
ser o no tener un efecto adverso sobre el ahorro, el bienestar, la oferta de trabajo, o el
balance fiscal.
Hemos identificado una serie de factores que afectan el resultado en
cualquier país, independiente que sea desarrollado o no; por otra parte, la presencia
de una mayor volatilidad y la ausencia de distintos tipos de mercados financieros hace
que sea necesario contar con seguros que garanticen los beneficios definidos.
"El debate sobre la reforma de las pensiones se beneficiaría sustancialmente de una
mirada más amplia del segundo pilar, que debería incorporar un diseño adecuado de
los planes de beneficios. Un segundo pilar de gestión privada no siempre es lo
óptimo", dice el documento, el cual consigna la importancia de que el mundo político
logre tener una mirada a largo plazo, para no tomar medidas con efecto acotado.
"Es
necesaria una perspectiva más amplia, la cual permitiría a los políticos sopesar
adecuadamente todas las ventajas y desventajas que enfrentan, incluyendo las del
sistema privado, frente a los sistemas públicos", dice
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