- autor: Francisco Castañeda
Recientemente hemos conocido la noticia del ascenso de dos altos ejecutivos del Conglomerado BBVA – Provida. Es sorprendente que AFP Provida ascienda a Joaquín Cortés desde Gerente de Inversiones de esta AFP a Presidente del Directorio. También el entonces Presidente del Directorio de AFP Provida, Joaquín Vial, ahora es “movido” al cargo de Economista Jefe del BBVA Cono Sur, dejando su puesto en Provida a Cortés. Pero lo más sorprendente es que estos ascensos vienen después del negligente actuar en el manejo de los fondos de pensiones de los afiliados (responsabilidad fideicomisaria) de AFP Provida.
El caso La Polar y sus múltiples aristas ha generado una Comisión en el Congreso para dilucidar responsabilidades regulatorias (Banco Central y SBIF aún se tiran la pelota, y la SVS y la SAFP está claro que actuaron a destiempo). En su investigación, la SAFP alude a los precarios Departamentos de Estudios de las AFPs y que a futuro deberán contar con la información de la toma de decisiones en tiempo real de las inversiones para reducir los riesgos indebidos a los pensionados. O sea para minimizar fraudes.
Nadie duda de la excelente calidad profesional y humana de los ejecutivos mencionados. Pero los hechos generan aristas que es necesario sopesar, especialmente para la transparencia pública que debe existir en el mercado de valores y financiero en general. Y especialmente para los pensionados, que nada pudieron hacer para defenderse.
Así ambos ejecutivos están directamente o indirectamente relacionados en el caso La Polar, donde los bonos corporativos emitidos por esta empresa fueron comprados entre otros, por la AFP Provida, lo cual no es excepcionalmente distinto a los otros entes financieros. Pero ciertamente la labor de la Gerencia de Inversiones de la AFP Provida no era – claro está – pagar solamente los créditos que La Polar tenía con el BBVA en el período enero-marzo 2011, además de no pagar los créditos que tenía con los otros bancos de la plaza en el mismo lapso. En consecuencia, el total de caída de pasivos bancarios de La Polar entre diciembre de 2010 y marzo de 2011 lo explica solamente la disminución de la deuda de corto plazo con el BBVA por casi 38.000 millones de pesos (82 millones de dólares). En la mayoría de los casos la deuda bancaria de corto plazo de La Polar se renovó con otras instituciones financieras, excepto con el BBVA, lo cual significa que se diluyó el pago a los otros acreedores bancarios. En jerga financiera, un brutal costo de agencia de la deuda, pero favoreciendo la AFP Provida a su coligado bancario. En este período La Polar emitió bonos por más de 200 millones de dólares, de los cuales casi 60 millones de dólares compra Provida, quedando con caja para pagar la deuda bancaria con el BBVA. Provida mantenía a enero de 2011 la mayor exposición a los bonos de La Polar con US$ 122 millones, seguido de Cuprum, con US$ 107 millones, y Habitat, con US$ 88 millones (FECU de marzo de 2011, página 41) http://www.lapolar.cl/img/corporativo/fecus/fecu_1T_2011.pdf
El origen de todo esto subyace en la propiedad cruzada entre AFP y Banca, lo que posibilita las condiciones de traspaso de riesgo hacia las unidades de negocios que menos impactan al conglomerado financiero como un todo. Aunque la regulación es estricta en el papel, las denominadas “murallas chinas” protectoras (separación entre banca y AFP) son perforadas y pasan a ser un “cuento chino”. Un probable default en los créditos bancarios de La Polar (la exposición bancaria era de 300 millones de dólares) o un alargamiento en los pagos (la situación de no viabilidad de la empresa era clara en marzo 2011) impactaría más negativamente al negocio bancario en sus resultados (a través de las provisiones), que un menor valor en acciones y bonos porque en este último caso se traspasa el riesgo a los pensionados. El resto de la banca si tuvo que provisionar por probables pérdidas en su exposición a La Polar, no así el BBVA por este concepto.
Así, dadas las nuevas tasas de riesgos para valorar el paquete completo de bonos, la pérdida para los pensionados chilenos es colosal. Los bonos de La Polar en manos de las ingenuas AFPs, que en valores de mercado ascendían a 600 millones de dólares pre-escándalo, pasan a valer ahora aproximadamente 180 millones de dólares, es decir una caída del 70% sólo en bonos. A lo que se debe sumar la exposición accionaria de las AFPs, las que poseían el 24% del valor bursátil de la multitienda. La acción de La Polar se transaba en la época feliz a 2.330 pesos, y se ha terminado transando casi a 328 pesos antes de la suspensión de estas, luego de conocerse el estudio que en 10 años esta empresa era tan mala que nunca obtuvo utilidades, excepto que las obtenía engañando a sus clientes. En palabras de un alto ejecutivo de AFP: “Un análisis crediticio más riguroso de la calidad de las empresas no lo posibilita el actual nivel de comisiones; estas deberían ser más altas para tener un análisis de alta calidad de las empresas”.
Parece un mal chiste para los pensionados: ahora Cortés es ascendido a Presidente del Directorio de AFP Provida y a Vial lo postulan a Consejero del Banco Central. En cualquier empresa, los despiden, o no los ascienden. Se ha hecho un gran daño al sistema financiero y a los fondos de pensiones con la falta de rigor analítico en las inversiones de las AFPs.
jueves, 3 de noviembre de 2011
AFP Provida, La Polar y la transparencia para los pensionados
lunes, 31 de octubre de 2011
Las AFP
por: Alejandro Maureira
Las AFP gestionan fondos equivalentes al 80% del PIB, del cual sólo un 16% puede salir del país. Es decir, un monto de dinero equivalente al 64% del PIB está encerrado, obligado a invertirse en muchas de las empresas que desaprobamos, lo que explicaría la baja rentabilidad y competitividad del mercado de capitales.
La incidencia de las AFP en la economía es alarmante. Cuando ajustaron su participación en Falabella su acción cayó un 5,45%, sólo por nombrar un ejemplo de la falta de competitiva en el mercado de inversiones. Un aumento del porcentaje que pueden llevar fuera de Chile replicaría este efecto, haciendo que la bolsa en completo cayera, creando un crash financiero y demostrando que parte del valor bursátil se debe a la normativa vigente en relación con a las AFP.
La génesis de las AFP fue suplir la función social del Estado de cuidar, financieramente, a los pensionados. Por ende, debemos reconocer que toda su legislación, normativa y supervisión se basa en su función social y no en la rentabilidad.
Su bajo rendimiento se puede justificar, hasta cierto punto, por su función social. Aun así, sus comisiones plantean demasiadas dudas. Cada mes, descuentan un 10% de sueldo bruto para entregarlo a las AFP, el que está sujeto a una comisión (la menor en el último mes fue de un 1,14% y la mayor 2,36%) que se suma al descuento que le hacen. Es decir, este es del 11,4% o un 12,4% de su sueldo bruto, dependiendo de la AFP que elija y que no se relaciona, en lo absoluto, con la rentabilidad que estas logren. Si usted está en el tramo del máximo imponible -de 1,5 millones mensuales- en un año ha pagado, en comisiones, 205 mil pesos -o 425 en el peor de los casos este año-, aunque la rentabilidad de su pensión sea negativa.
Un bono del Estado a 10 años, en pesos y libre de riesgo, renta un 6,9% real por cada año. La rentabilidad de las AFP en nueve años fue de un 8,6% para fondo C, el más rentable (A, 6,7%; B 5,6%; E, 4,8% y D, 4,7%), es decir, las AFP no justifican el riesgo y la rentabilidad que obtienen. Aun así, debemos recordar que estas tienen la función social de evitar al Estado costos a futuro, dejándonos a cada uno la responsabilidad de velar por una pensión mayor, a través del ahorro e inversiones personales.
Las AFP quieren aumentar el monto del cotizante, argumentando el envejecimiento de la población. Las cifras del INE dan cuenta de que en el año 2015 el 85% de la población serán trabajadores activos, y para el 2020 un 83%, lo que nos entrega una tasa de envejecimiento del 2% por cada cinco años. Concluya usted.
Estas instituciones tienen una función social y una de política monetaria, por su incidencia en el precio de las acciones. El ahorro adicional que asegure una pensión mayor a la actual es responsabilidad de cada uno. Modificar cualquiera de las condiciones supone un cambio en la normativa, competitividad y apertura del mercado. Si prefiere, una reforma al sistema de pensiones.
Las AFP
por: Alejandro Maureira
Las AFP gestionan fondos equivalentes al 80% del PIB, del cual sólo un 16% puede salir del país. Es decir, un monto de dinero equivalente al 64% del PIB está encerrado, obligado a invertirse en muchas de las empresas que desaprobamos, lo que explicaría la baja rentabilidad y competitividad del mercado de capitales.
La incidencia de las AFP en la economía es alarmante. Cuando ajustaron su participación en Falabella su acción cayó un 5,45%, sólo por nombrar un ejemplo de la falta de competitiva en el mercado de inversiones. Un aumento del porcentaje que pueden llevar fuera de Chile replicaría este efecto, haciendo que la bolsa en completo cayera, creando un crash financiero y demostrando que parte del valor bursátil se debe a la normativa vigente en relación con a las AFP.
La génesis de las AFP fue suplir la función social del Estado de cuidar, financieramente, a los pensionados. Por ende, debemos reconocer que toda su legislación, normativa y supervisión se basa en su función social y no en la rentabilidad.
Su bajo rendimiento se puede justificar, hasta cierto punto, por su función social. Aun así, sus comisiones plantean demasiadas dudas. Cada mes, descuentan un 10% de sueldo bruto para entregarlo a las AFP, el que está sujeto a una comisión (la menor en el último mes fue de un 1,14% y la mayor 2,36%) que se suma al descuento que le hacen. Es decir, este es del 11,4% o un 12,4% de su sueldo bruto, dependiendo de la AFP que elija y que no se relaciona, en lo absoluto, con la rentabilidad que estas logren. Si usted está en el tramo del máximo imponible -de 1,5 millones mensuales- en un año ha pagado, en comisiones, 205 mil pesos -o 425 en el peor de los casos este año-, aunque la rentabilidad de su pensión sea negativa.
Un bono del Estado a 10 años, en pesos y libre de riesgo, renta un 6,9% real por cada año. La rentabilidad de las AFP en nueve años fue de un 8,6% para fondo C, el más rentable (A, 6,7%; B 5,6%; E, 4,8% y D, 4,7%), es decir, las AFP no justifican el riesgo y la rentabilidad que obtienen. Aun así, debemos recordar que estas tienen la función social de evitar al Estado costos a futuro, dejándonos a cada uno la responsabilidad de velar por una pensión mayor, a través del ahorro e inversiones personales.
Las AFP quieren aumentar el monto del cotizante, argumentando el envejecimiento de la población. Las cifras del INE dan cuenta de que en el año 2015 el 85% de la población serán trabajadores activos, y para el 2020 un 83%, lo que nos entrega una tasa de envejecimiento del 2% por cada cinco años. Concluya usted.
Estas instituciones tienen una función social y una de política monetaria, por su incidencia en el precio de las acciones. El ahorro adicional que asegure una pensión mayor a la actual es responsabilidad de cada uno. Modificar cualquiera de las condiciones supone un cambio en la normativa, competitividad y apertura del mercado. Si prefiere, una reforma al sistema de pensiones.
domingo, 14 de agosto de 2011
martes, 9 de agosto de 2011
Caso La Polar: Las AFP en su laberinto
¿Victimas o responsables?
Sin embargo, no todo son cuentas alegres. La celebración de su trigésimo aniversario se ha visto algo empañada por el escándalo de La Polar.
La batahola generada le ha jugado en contra al sistema. Porque ahora todos se preguntan cómo las administradoras que manejan las platas de las pensiones de todos los chilenos pudieron equivocarse tanto. Y cómo siguen apostando recursos en el salvataje de una empresa que ni siquiera cuenta con estados financieros confiables. Como consecuencia, vuelven a ponerse sobre la mesa antiguos debates que cuestionan si el amplio poder inversor de estos actores en el mercado chileno no terminará siendo un arma de doble filo.
¿Vivimos en una burbuja bursátil?
Más de US$ 75 mil millones mueven las AFP en un mercado local caracterizado por su limitada profundidad.
Lo advirtió el Banco Central a fines del año pasado y se ganó la animadversión de varios: la bolsa chilena está sobrevalorada, planteó en un informe, lo que provocó una caída en el precio de las acciones y la inmediata reacción de agentes del mercado que criticaron que el ente monetario saliera a intervenir a la bolsa.
No es una discusión nueva. Es más bien un debate que viene desde hace varios años, que apunta a que la bolsa chilena estaría “inflada” y que sindica como una de las principales responsables de este efecto a las AFP. Actualmente el límite de inversión de éstas en el extranjero es 80%, pero en la práctica las administradoras invierten cerca del 45% en el exterior. Es decir, más de 75 mil millones de dólares se mueven en el mercado local en diferentes tipos de instrumentos.
Según un agente bursátil, una evidencia del enorme peso de las AFP es lo desacoplado que actúa el mercado bursátil local respecto de las demás plazas mundiales. “El IPSA no necesariamente cae cuando lo hacen todos los mercados del mundo, y eso es por el efecto que las AFP tienen en los precios”, afirma.
Para un ex ejecutivo de AFP, esto se debe a que cuando una administradora decide invertir en una acción y ésta cae, se transforma en un título atractivo y, a la vez, debe sostener su precio para que no afecte a su rentabilidad. “En la medida en que baje lo suficiente no se necesita que llegue a precios de liquidación importante para salir a comprar, porque la decisión de invertir en la compañía ya está hecha y no la van a botar”, señala.
No obstante, en el mercado coinciden en que hay factores más fundamentales que mantienen a las acciones chilenas en un rango alto de precios y que alejan el fantasma de una burbuja. “Las bajas tasas del mercado local, la mejor clasificación de riesgo respecto de otros países de la región y el hecho de tener compañías basadas en Chile pero con crecimientos regionales importantes juegan a favor de un alza en el precio de las acciones”, comenta un ejecutivo de la bolsa.
“Puedes entrar, pero nunca puedes salir”, canta The Eagles. Las AFP lo saben: liquidar posiciones bursátiles puede ser muy costoso.
Puedes entrar, pero nunca puedes salir.
Como consecuencia, agrega un analista, no les conviene liquidar sus posiciones acá, porque arriesgan caídas importantes en su rentabilidad, considerando que cerca del 15% del total de fondos que mueven las administradoras está invertido acciones de empresas locales.
Esto supone, como reconoció Cortés en marzo pasado, que el “síndrome Hotel California” de alguna manera pesa en el manejo de las carteras. Lo mismo planteó hace un tiempo el director ejecutivo de Blackrock Chile, Axel Christensen.
Para AFP Capital, sin embargo, no existiría esta cautividad. Explica que las AFP representan sólo el 5,3% del total transado en el mercado local, de acuerdo a los movimientos netos del sistema informados por la Superintendencia de Pensiones durante el año 2011, y que el porcentaje que tienen en las compañías en las que invierten en promedio no supera el 8%. Agrega que es “consenso entre las corredoras la pérdida de relevancia que las AFP hemos tenido durante los últimos años, tanto por el ingreso de inversionistas internacionales como por la profundización de un mercado local retail”.
Otros actores de la industria ven la condición California, como una consecuencia de los bajos límites de inversión que afectaron a la industria hasta el año 2008, cuando el Congreso flexibilizó la norma, lo que permitió ampliar las inversiones en el extranjero.
¿Responsabilidades de AFPs?
Por Paul Fontaine, director ejecutivo SWB
Las AFP, como inversionistas de La Polar, fallaron en 2 aspectos:
1. Fallaron en la elección de directores. La formalización de cargos por parte de la SVS a los directores elegidos con los votos de las AFP por infracción a la ley de valores por no haber desempeñado de manera diligente sus funciones, lo ratifica. Pareciera que estos directores no dedicaron el tiempo debido a sus funciones, ni tenían los conocimientos específicos requeridos.
2. La segunda falla fue no tomar acciones enérgicas cuando advirtieron en el primer semestre de 2010 que existían problemas en la cartera de créditos de la empresa. Debieron haber llamado inmediatamente a una junta extraordinaria de accionistas, pedir renovación completa del directorio y comenzar su desinversión en bonos y acciones. Tampoco debieron participar en la compra de los bonos colocados en noviembre de 2010. Los índices básicos de gestión de la empresa -como EBIT - DA y cartera promedio- eran malos y seguían una tendencia negativa desde 2009. El directorio que aprobó la FECU de marzo 2011, y el que luego colocó 60 mil millones de pesos en efectos de comercio una semana antes de la debacle, fue negligente en grado extremo. Claramente deberán reembolsar las pérdidas sufridas por los accionistas y tenedores de bonos con sus patrimonios.
Llama la atención que las AFP y fondos mutuos no hayan detectado los evidentes problemas de La Polar que se inferían de las FECU del año 2010 y de marzo 2011.
Las AFP deben invertir en instrumentos de renta variable y fija, ya que son remuneradas para ello. El hecho de que deban indemnizar cuando manejan en forma negligente los fondos es parte de la ley.
Movimientos de manada
Inversiones similares, movimientos en conjunto. Pero si una AFP se sale del rango, la eventual pérdida de rentabilidad le será castigada.
“No tener acciones de La Polar era una decisión difícil. En la medida en que el resto de las AFP tuviera esa acción y el precio subiera, era riesgoso no tener esa rentabilidad en la cartera y, comercialmente podría haber sido complicado”. La frase viene de un ex hombre fuerte de la industria de las AFP. Y es una realidad que todo el mercado conoce.
Las administradoras de fondos de pensiones se mueven en masa para asegurar que sus rendimientos no se ubiquen muy lejos de sus demás competidores. Si una de ellas va a una colocación, lo más seguro es que las demás las sigan y, al analizar sus portafolios, queda claro que todas tienen posiciones similares en los activos que invierten.
Esta forma de actuar ha sido criticada en varias oportunidades, porque según algunos no permite un sistema competitivo y sano y transforma a las AFP en una especie de cartel que puede determinar el éxito o fracaso de una colocación y llegar a determinar el valor de un activo determinado.
Las AFP se defienden diciendo que no tienen alternativa. La regulación de rentabilidad mínima fortalece este efecto. Se trata de una norma que castiga a la administradora que obtenga una rentabilidad mucho menor al promedio del sistema. Esto quiere decir que si un mes una AFP se desmarca mucho de las demás y su rendimiento cae, debe cubrir esa diferencia con su propio patrimonio.
Pero el efecto manada no es sólo visto como algo negativo. Para algunos se trata de una especie de “seguro” que certifica que la industria está actuando bien, sobre todo teniendo en cuenta las altas rentabilidades acumuladas desde que partió el sistema. “Es natural que equipos compuestos por ejecutivos de similar educación y experiencia y con acceso a la misma información pública tiendan a tomar decisiones de inversiones con cierto grado de alineamiento”, comentan en AFP Capital.
Tenedor de bonos y accionista a la vez. ¿Qué rol priorizar cuando un activo se vuelve complicado?
Las AFP, además de ser los principales accionistas de La Polar, son también sus mayores tenedores de bonos: poseen sobre el 60% de toda la deuda emitida por el retailer, equivalente a US$ 376 millones
Y es justamente ese doble rol el que hoy tiene a las administradoras en una encrucijada. Como accionistas, la presión los lleva a preocuparse por viabilizar la empresa a futuro, actuando –entre otras cosas– para evitar que se ejecuten los covenants de los instrumentos de deuda, mientras que como tenedores de bonos el ideal es que la multitienda responda con sus obligaciones financieras sin demoras ni flexibilizaciones.
No es la primera vez que las AFP enfrentan esta disyuntiva. Ya lo vivieron hace algunos años cuando, como tenedores de bonos de Madeco, debieron negociar las cláusulas de pago, al mismo tiempo que tenían acciones de la compañía. El economista de la Universidad Andrés Bello Alejandro Maureira sostiene que, en este caso, la decisión de las AFP de salvar a la compañía supone un conflicto de intereses. “En el peor de los escenarios la quiebra de La Polar hubiese cambiado la estructura del retail y, sin duda, su legislación, afectando por ende a todas las inversiones que tienen las AFP en renta fija y variable. De lo anterior se concluye en que no se salvó a La Polar, sino al sistema”, sostiene.
Otros actores de la industria dicen que todo radica en cómo resolver este conflicto. Una propuesta es que, por ejemplo, existan portfolio managers que estén a cargo de los diferentes fondos y sean ellos los encargados de velar por que se maximice el valor de cada uno.
A raíz de ello, ya surgen voces de mayores regulaciones. Una de ellas es la que evalúa el diputado Felipe Harboe junto a otros legisladores: que las AFP no puedan invertir en acciones y bonos de una misma empresa a la vez.
El historial de inversiones de las AFP las ubica en un sitial de excelencia, pero casos como La Polar llevan a algunos a pedir nuevas regulaciones.
Que las AFP equivocaron la decisión al invertir en La Polar y que deberían restituir las pérdidas ocasionadas a los fondos de pensiones con su propio patrimonio son algunas de las soluciones que se escuchan en los noticiarios y se leen en los diarios por estos días.
Y sin ir más lejos, hace algunas semanas los diputados Felipe Harboe y Jorge Burgos enviaron una nota a la Superintendencia de Pensiones pidiéndole que se manifestara por la aprobación del aumento de capital de la multitienda por 210 millones de dólares en el que participaron las AFP. “Pensamos que podría haber una ilegalidad si invierten en una empresa cuya contabilidad no es objetiva y cuya rentabilidad futura es cuestionable. No queremos que La Polar quiebre, pero queremos es establecer la diferencia entre un inversionista institucional común y las AFP, que manejan las pensiones de todos los chilenos”, explica Harboe.
La industria no lo ve así. “Son las reglas del juego”, se defienden. “La única forma de obtener rentabilidades más altas es tener más riesgos y diversificar y por algo el sistema provisional chileno tiene cinco fondos, donde el A permite un nivel de riesgo mayor y es un error juzgar el comportamiento de una AFP por el desempeño de un activo en particular. Hay que mirar el portafolio completo”, afirman. Respecto al aumento de capital, explican que aun cuando las AFP votaron a favor, podrían no suscribirlo en el caso de que sus departamentos de inversiones así lo estimaran.
Y no faltan los que apuestan por que las AFP no concurrirán, aunque otros dicen que eso sería un error. “Si tengo un paciente en la UTI para operarlo de urgencia, lo ideal sería poder tener una junta médica con los mejores especialistas y un análisis exhaustivo de todos los escenarios y posibles resoluciones, pero en el intertanto en que recojo esa información, es posible que el paciente muera. Lo mismo puede pasar con La Polar”, afirma un alto ejecutivo de la industria.
No es primera vez que las administradoras provisionales son cuestionadas por sus inversiones. Un ejemplo fue lo sucedido con la quiebra del banco de inversiones estadounidense Lehman Brothers, del cual algunas AFP tenían bonos. También se menciona, por ejemplo, a la industria salmonera, que aún no muestra signos claros de reactivación y con rentabilidades en algunos casos negativas.
Y la pregunta vuelve a surgir. ¿Cómo es posible que equipos formados por graduados de las mejores escuelas de negocios del país no fueran capaces de advertir la situación real de la compañía? Los departamentos de las AFP cuentan en su mayoría con profesionales certificados con CFA, que es uno de diplomas financieros más exigentes a nivel mundial. En todas las gestoras existen manuales de inversión, que definen dónde y cómo poner los recursos de los afiliados de acuerdo con las pautas establecidas por la superintendencia de Pensiones.
El tamaño de los equipos varía por AFP, pero en promedio lo componen entre 12 y 22 profesionales, liderados por un gerente de inversiones que debe reportar a la gerencia general, un comité y también al directorio.
Las administradoras votan por sus representantes en las empresas, pero luego pierden contacto, porque los directores velan por los intereses de todos los accionistas. La responsabilidad de los directores de las compañías elegidos con los votos de las AFP es uno de los debates que resucitó con la caída de La Polar.
De éstos se espera una especial diligencia en la defensa de los recursos de los trabajadores pero, según la ley, representan a todos los accionistas y no sólo a quienes le dieron el respaldo en la junta.
“Es absolutamente necesario un cambio. El caso de La Polar es un ejemplo particular de la falla de los directores. Se debe acotar el número de directorios en que una misma persona puede estar presente. Esto, como regla general, pues es imposible que una persona pueda hacer bien su trabajo de monitoreo sobre la administración de la empresa cuando tiene más de 3 directorios y a su vez desempeña otras actividades empresariales”, dice el decano de la Facultad de Administración de la Universidad Santo Tomás, Carlos Maquieira.
Rafael Romero, profesor-investigador de la facultad de Economía y Negocios de la UDD, sostiene que “debería establecerse al interior de las AFP una entidad evaluadora de riesgos, la cual periódicamente debiera recibir todas las informaciones que reporte el (los) director(es) que las representa, además de la información pública disponible”, y añade que se debería exigir a los directores apoyados por las AFP, periódicamente, una rendición de cuentas.
Otra de las propuestas que actualmente se discute en la comisión de Constitución de la Cámara de Diputados es que los directores elegidos por las AFP deban acogerse a la Ley de Transparencia.
En los últimos años se instaló la premisa de que para los accionistas minoritarios era más conveniente invertir en empresas con propiedad diluida. Las AFP, la literatura académica y los analistas coincidían en que había que arrancar de controladores fuertes. Por temor a abusos y a los conflictos con minoritarios.
En el caso de La Polar, donde las AFP llegaron a ser las principales accionistas, se especulaba que al no tener esta firma un controlador definido las entidades provisionales tendrían mayores posibilidades de influir en la administración. Pero eso tampoco fue así.
Un ex actor de la industria señala que la ventaja de tener un controlador es que “permite identificar el carácter, la moral de riesgo y la trayectoria del negocio” con mayor seguridad. Sin embargo, admite que lo mejor es que este accionista posea alrededor del 55% de los votos y no más, de manera de garantizar la liquidez de la acción.
Las murallas chinas
La posibilidad de que un mismo grupo controle bancos y AFP vuelve a generar discusión.
La discusión de si un mismo conglomerado puede ser dueño de una AFP regresó en gloria y majestad con el caso de La Polar. El que fuera uno de los temas más polémicos de la reforma previsional vuelve a instalarse y quienes votaron en contra de esa indicación, férreamente defendida por los bancos, hoy respiran aliviados. ¿Qué información tenían los principales bancos acreedores de la situación financiera de La Polar, y con qué datos contaban los agentes que colocaron deuda de la multitienda en el mercado en los últimos meses?
La anterior colocación de un bono de La Polar, asesorada por BBVA, le puso leña a la discusión. Porque, al igual que otras AFP, la deuda fue tomada en parte por su relacionada Provida. La ley establece que aunque las dos empresas pertenezcan al mismo grupo, debe funcionar entre ellas la llamada “muralla china”; es decir, no pueden compartir información.
“Creo que hay un tremendo conflicto de interés en que un administrador de fondos de terceros y un administrador de fondos propios pertenezcan a un mismo grupo económico. Es algo que debería cambiar”, dice un actor de la industria.
Gobiernos corporativos y rol de las AFP
Julio Bustamante, ex superintendente de AFP
No basta con estar inscrito en un registro o mostrar un nutrido currículo académico o laboral. Eso nada asegura sobre el desempeño futuro del director. Se necesita saber cuánto tiempo le van a dedicar a la función para la cual serán elegidos, cuánto de sus energías y esfuerzos se destinarán a la compañía, cuál es y serán su conocimiento y su aporte al negocio de la empresa. En términos claros, si se dedicará o no a la sociedad.
Ahora les corresponde ser pioneras en el desarrollo de gobiernos corporativos de verdad en las empresas de nuestro país; sobre todo, cuando hay compañías que están emitiendo títulos a 30 años donde, por ejemplo, el mercado debiera conocer la opinión de los directores sobre aspectos tan relevantes como el futuro de la actividad y del modelo del negocio y el impacto de los avances tecnológicos, entre otros, dado que, en cortos periodos vivimos cambios radicales.
Ricardo Solari,
Ex ministro del Trabajo
Asumiendo que las murallas chinas entre banco y administradora operaron, resta decir que importantes vacíos legales se han puesto de manifiesto en la realidad de un mercado pequeño y de muy pocos actores.
De igual manera, el estilo de supervisión debería ser intencionalmente proactivo y disponer de más atribuciones para meter mano y no limitarse a una actuación episódica ni reactiva. A la autoridad le corresponde asumir que se requieren cambios. Total, estamos hablando de 2 tercios del PIB del país y de los ingresos de las futuras generaciones de chilenos pasivos.
Las AFP y su rol como inversionistas
Esto se hace a través de diversos mecanismos, uno de los cuales exige a los fondos una rentabilidad mínima en relación a la obtenida por el conjunto, lo cual persigue castigar al menos eficiente, obligándolo a poner dinero de su propiedad (encaje) para suplir la diferencia en caso de producirse. Lo anterior apunta a que lo que debe exigirse a los administradores es el aumento del dinero ahorrado a la mayor tasa posible, lo que se ha logrado a través de competencia por rentabilidad. En el proceso de inversión en centenas de emisores en que participan los fondos, se producen inevitablemente pérdidas en algunos y eso es normal y va a ocurrir siempre si lo que se busca es maximizar la rentabilidad global.
No me parece que en esto haya ninguna novedad por haber AFP de por medio, las que tampoco tienen los mismos porcentajes de bonos y acciones, de modo que cada una tratará de defender lo mejor posible la posición del Fondo que representa.
lunes, 1 de agosto de 2011
CUT ACUSA DE FRAUDE
CUT ACUSA DE FRAUDE A EMPRESAS LA POLAR, BBVA Y PROVIDA POR TRIANGULACIÓN FINANCIERA
Según el Presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, Arturo Martínez, este fraude dañó fuertemente las pensiones de los trabajadores afiliados a PROVIDA: “Esto dañará sus pensiones y por lo tanto sus aspiraciones al final de su etapa laboral” señaló el máximo líder de la organización.
Además agregó que “Aquí se ha centrado la atención en los clientes que han sido víctimas de la Polar, es bueno que así sea, pero también es necesario que las autoridades tomen acciones concretas sobre los efectos negativos que se generarán por la triangulación del BBVA, PROVIDA y La Polar, que jugaron con los fondos de pensiones de miles de trabajadores”
Por su parte el Abogado del Departamento de Derechos Humanos de la CUT, Rubén Jerez, quién realizó el estudio que revela los posibles delitos de uso de información privilegiada, malversación de fondos de los trabajadores y colusión señaló que:
“De los estados financieros consolidados de La Polar a septiembre del año 2010, se descubre que la Polar mantenía una deuda con el Banco BBVA por 53 mil millones de pesos, de los que no pagó el 28 de agosto del mismo año 10 mil millones de pesos, con esto se desprende que el BBVA sabía de la insolvencia financiera de La Polar, pero no obstante promovió a través de la colocadora de valores BBVA el aumento de capitales por más de 100 mil millones para comprar “bonos basura” para salvar a La Polar y así poder pagarse su propia deuda, lo que queda demostrado en los estados financieros entregados en marzo del año 2011 en dónde la deuda baja en casi 38 mil millones de pesos con el Banco”
Para el abogado el milagro, como el lo calificó, se explica de la siguiente forma:
“Provida sabiendo que La Polar estaba en una situación de insolvencia, aumentó la compra en bonos basuras -bonos nacionales- de 66,2 a 127, 4 millones de dólares, dinero que fue utilizado por La Polar para pagar gran parte de deuda con el BBVA, propietario de la AFP Provida, entonces la pregunta es dónde se fueron esos fondos de pensiones utilizados por este Banco para realizar un millonario e inédito fraude”
Los representantes de la CUT exigieron que la Ministra del Trabajo tome cartas en el asunto y frene su silencio frente a este fraude. Además anunciaron acciones legales en contra de los gerentes y representantes legales de las cuatro empresas involucradas en este fraude. Banco BBVA, Colocadora de Valores BBBVA, La Polar y AFP Provida.
miércoles, 20 de abril de 2011
AFP 30 Años
Lo que falta es una mayor eficiencia en el manejo de los recursos de los afiliados por las administradoras.
Allí , si se compara con las utilidades de la de otros sectores como la Banca parecieran ser administradores de otro planeta.
Las AFP usan el dinero de los afiliados y lo administran en forma ineficiente. Allí es a donde deben apuntar las compañías a una mayor eficiencia y o a pretender esquilmar a los trabajadores.
La marcha del sistema de pensiones
El sistema no marcha ni camina hacia una mejor justicia social con los que trabajan toda la vida para obtener una pensión digna en sus vejes que le permita no ser objeto de denigración social y la caridad familiar.
Un sistema que en promedio produce pensiones muy bajas que en su mayoría son de pobre sobrevivencia y en un alto porcentaje debe hacerse cargo el Estado con pensiones asistenciales, no es un sistema es un antisistema.
Debiera publicarse cuanto dinero debería tener en su cuenta un imponente para obtener una pensión DIGNA POR 15 AÑOS, es decir desde los 65 a los 80 años.
Pedir alargar la edad de jubilación es una aberración universal ¿en que País del Mundo se jubila a los 70 o 75 años .El sistema actual es una bomba de tiempo, que empezara a reventar por allá por el 2020-2030, cuando la gente que ingresó obligadamente al sistema comience a jubilar...y le digan que con suerte le alcanza para la pensión mínima por digamos 5 años.
Los costos del sistema son altísimos para los afiliados y la perspectiva de rentabilidad es muy baja.
Lo justo sería que se prorratearan los aportes en los, digamos 40 años de trabajo.
¿O pretenden que la gente jubile a los 70?
¿Cómo podría un cargador jubilar a esa edad?
¿Uds se subirían a un bus conducido por un abuelito de 70?
Si en lugar de cotizar en una AFP por cada empleado, los empleadores le hubieran abrierto a cada empleado una cuenta de ahorro, se habría acumulado más dinero para cada jubilación.
La causa es que las AFPs cobran comisiones muy caras, gastan demasiado en publicidad y administran con poca eficacia los fondos recaudados. esto último requiere una aclaración: en realidad, los dueños de las AFPs prestan dinero barato a sus propias empresas, las que crecen así aceleradamente.
Sin duda, las AFPs generaron un enorme "ahorro interno" forzado, pero los beneficiados no han sido principalmente los trabajadores, sino los grandes grupos económicos que manejan en beneficio propio las AFPs.