Soluciones de fondo
La fuerte caída en la rentabilidad de los fondos de pensiones lleva a buscar perfeccionamientos para enfrentar la volatilidad de los mercados y mitigar el impacto en quienes querían pensionarse el 2008 y este año. Ya hay medidas en marcha y se anuncian revisiones futuras, pero no reformas radicales. Los expertos tienen una batería de propuestas que aquí damos a conocer.
Por Elena Martínez; fotos, Verónica Ortíz.
Un año para olvidar. Nada más elocuente para graficar el remezón que soportaron los fondos de pensiones los últimos doce meses. El 2008 cerró con un desplome marcado por cifras globales negativas –pese a una leve recuperación en diciembre– y la preocupación se instaló en la agenda previsional. Quedó así atrás una ininterrumpida historia de altísimas rentabilidades –con el fondo A con tasas que rozaban el 119%– desde que en 2002 debutaran los multifondos.
Más antecedentes para este virtual terremoto: los activos del sistema cayeron 22,5% a 74.312 millones de dólares, con una estampida masiva de afiliados al fondo E, el que no obstante cayó 0,93% en su rentabilidad, aunque vio aumentar sus activos en 33%.
Las lecturas de lo sucedido van desde quienes instan a reformar radicalmente el modelo hasta aquellos que recomiendan sacar lecciones y perfeccionar lo existente dentro del actual esquema.
Los pensionados en retiro programado y quienes están a 5 años de jubilarse representan, según cifras de la Superintendencia de Pensiones, el 6% de los afiliados no pensionados. Son los más vulnerables, porque un desplome, a esa altura, es una pérdida casi irreparable.
Quienes se pensionaron con renta vitalicia están más resguardados, en cambio, ya que las compañías de seguros ofrecen rentas vitalicias que se expresan como un monto fijo en UF mensual de por vida.
La renta vitalicia es la modalidad más utilizada, aunque está resultando ahora menos atractiva, por la merma coyuntural en los fondos y la baja de la tasa de interés.
En todo caso, la recomendación más reiterada para quienes, por edad, podían jubilarse en 2008 ó 2009 (60 años las mujeres y 65 los hombres) es esperar. Así de simple y así de complejo. En particular, para quienes veían en la jubilación anticipada la solución de un ingreso ante una situación laboral incierta o de cesantía y a una edad en que la reinserción no es fácil. La opción intermedia, para quienes tienen que pensionarse a como dé lugar, es apartarse por un tiempo breve mediante un retiro programado y aguardar la recuperación del mercado para, entonces, cambiarse a una renta vitalicia, plantea el ex superintendente Alejandro Ferreiro.
Aquellas personas que entraron en la crisis al fondo E, donde el capital en UF básicamente se ha mantenido (-1% el 2008) no tienen inconvenientes en escoger retiro programado o renta vitalicia, estima Axel Christensen. En caso de estar en los fondos D o C, sería más conveniente el retiro programado, que se puede revocar para tomar una renta vitalicia.
Recuperación va ¿y viene?
La Asociación de AFP desdramatiza el tema y enfatiza que aquí no se está hablando de pérdidas patrimoniales, sino de desvalorización de inversiones. El director de Estudios de la entidad, Roberto Fuentes, recalca que no se está frente a una pérdida irreparable, que las personas más expuestas cuentan con instrumentos para mitigar la crisis y que vendrá una recuperación.
Este planteamiento halla respaldo en los investigadores de Libertad y Desarrollo, quienes indican que los resultados de las AFP, mirados desde su creación, han sido positivos (UF más 9% en promedio anual, dice Fuentes) y que es un error suponer que las caídas individuales se reflejarán en igual proporción en las futuras jubilaciones, ya que éstas se fijan al pensionarse y no antes. Además, la renta variable en el largo plazo obtiene rentabilidades positivas.
No hay miradas únicas al respecto. El ex ministro Ferreiro cree que la tendencia apunta a pensar que el castigo de las acciones ya se hizo e incluso se “sobre-hizo” y, por tanto, el escenario más probable a un año o año y medio es de recuperación.
Pero más allá de este debate, otro ex superintendente, Julio Bustamante, hace un severo llamado de atención: “es fundamental revisar todo lo que se refiere a educación e información de los afiliados. Ahí está una de las grandes fallas del sistema. Las AFP no han hecho las inversiones que corresponden”, advierte. Dice que esta debe ser una política formal y masiva, de modo que la gente tenga información clara y adecuada, y que incluso se debe contemplar que las personas fi rmen un documento en que admitan conocer el riesgo que están tomando con sus decisiones. A ello se podría añadir, subraya, un régimen de información más frecuente para quienes estén en los fondos más riesgosos.
Hacia un afiliado informado
Y a propósito de información, hace pocos días la Superintendencia optó por hacerse cargo del problema. En lo medular, el paquete de medidas apunta a que el afiliado tome sus decisiones de inversión con la mejor información disponible y que conozca los márgenes del riesgo que asume. Quien no esté en el fondo que le corresponde por edad será notificado en cartolas de su administradora; y si quiere cambiarse de fondo tendrá que firmar una declaración en que reitere que conoce sus características.
Asimismo, las AFP deberán indicar ya no con un año, sino con cinco a sus afiliados que les corresponde trasladarse; éstos serán tipificados tal como figuran en la página web de la Superintendencia: “el más riesgoso” o “el más conservador”, de modo que no haya dudas sobre el riesgo inherente; y, además, las administradoras deberán detallar la opción que tiene el cotizante de dividir en dos sus ahorros y cambiar su proporción de modo gradual.
Solange Bernstein, superintendenta de Pensiones, reconoce que se trata de “pequeños cambios” pero con un impacto importante en quienes se están pensionando. Y las primeras evaluaciones apuntan a que van en el sentido correcto.
Quienes pensaban jubilarse este año o el pasado tenían la opción de conservar su capital al optar por el fondo E. Muchos no lo hicieron, quizás cegados por la rentabilidad de los fondos más riesgosos. Por eso, según Axel Christensen, lo que se necesita es más y mejor educación. Alejandro Ferreiro y Julio Bustamante coinciden en que “nunca se había tenido la experiencia concreta de tanta volatilidad de los mercados.
En opinión de la superintendenta, en la actualidad ayudan a mitigar el impacto las modificaciones hechas al retiro pro gramado. La primera, el pago a asesores previsionales para estimularlos a no sólo vender rentas vitalicias sino también retiros programados. La segunda, el uso de una distinta tasa de cálculo de la pensión, más enfocada al futuro que a rentabilidades pasadas. En tercer lugar, la introducción de un factor de ajuste que suavizará la trayectoria decreciente del retiro programado según pasan los años.
A fondo
Inevitable ha sido el debate respecto de si basta esta clase de adecuaciones o es necesario una cirugía mayor. La mayoría de los consultados opta por la cautela. Se habla de reformas pero en el marco del mismo modelo, muy lejos de ideas como crear una AFP estatal. Los técnicos aspiran a un debate serio, sin medidas populistas. Y cualquier posible legislación, añade Salvador Valdés, debe dejarse para el próximo gobierno.
El es uno de los que han ido más lejos en su propuesta de cambio. En varias columnas ha planteado que el límite máximo de inversión en renta variable del fondo A debiera bajar de 80% a 60%, modificándose proporcionalmente también en los demás fondos. “Lo que estamos hablando es de cómo se combina la seguridad con la rentabilidad”, explicó a Capital, y agrega que “la situación se fue a un extremo durante los últimos seis años” porque se priorizó sólo la rentabilidad.
Axel Cheristensen añade otra propuesta: “se debe revisar cómo se estructura la combinación riesgo-retorno en el ahorro que va dirigido a financiar la pensión. La idea no es hacerse rico, por lo que deberíamos estar dispuestos a sacrificar parte de la rentabilidad en pos de una mayor seguridad o menor riesgo”, dice.
Julio Bustamante propone, además de rebajar los márgenes de inversión en renta variable (en todos los fondos), establecer mecanismos que permitan desprenderse de los márgenes de exceso de modo resguardado y alinear aún más los intereses de administradores y fondos. Cree que se puede hacer ajustes en los gobiernos corporativos para que sean más claras las responsabilidades personales de los ejecutivos de la AFP por las inversiones.
En la Asociación de AFP califican como interesante estudiar cómo funciona el sistema. Pero llaman a la cautela y a efectuar estos análisis mirando cómo se desenvuelven los multifondos pasada la crisis.
Otro punto: llaman a no olvidar que el sistema generó importantes ganancias en el pasado. Y dicen que los afiliados cuentan con opciones como la renta temporal con renta vitalicia diferida o la compra con años de antelación de una renta vitalicia para evitar que el fondo merme poco antes de jubilar.
Pero cuidado, que hay quienes sostienen que acoger planteamientos tendientes a buscar protección para las caídas significa aceptar no beneficiarse de las alzas. Alejandro Ferreiro indica que la única protección en un esquema de multifondos es evitar que las personas queden expuestas a una volatilidad alta. Esto implica un portafolio más estructurado en renta fija.
Al parecer, la puerta se abrió en materia de revisiones y no se descartan sorpresas a futuro. En la Superintendencia confirman que ningún aspecto está fuera de la mira.
Hay, sin embargo, dos puntos en que la coincidencia es alta. Uno, no alzar el encaje de 1% de las AFP para que “solidaricen” con las pérdidas de los afiliados y no subsidiar, bajo ninguna consideración, a quienes se sienten afectados por la pérdida de rentabilidad de sus fondos. Para Tarziján, “esto sería totalmente nefasto, porque estás subsidiando a un grupo en desmedro de otro y nadie sabrá en función de qué”.
5 millones de “asignados” |
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La creación del Pilar Solidario implicaría una protección sustancial contra los efectos de la crisis en los ahorros de los pensionados, según la Superintendencia. Cada peso perdido como producto de la caída en rentabilidad es compensado por un aumento en el subsidio entregado por el Estado. Dicha compensación será equivalente a cerca del 30% de la pérdida, la cual es menor, se explicó, por la naturaleza más conservadora de los fondos en que están los montos de los jubilados bajo retiro programado. Así, este elemento de la política de prevención de pobreza, establecida en la reforma previsional, significa un resguardo efectivo contra riesgos financieros, especialmente para las personas de ingresos medios y bajos.
Fuente: Asociación de AFP
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Total de fondos de pensiones por sector a octubre del 2008 |
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